El Pensamiento Sistémico constituye uno de los pilares conceptuales que sustentan la profesión del “Coaching Ontológico, Constructivista y Sistémico” y, en tal sentido, ponderamos la importancia de profundizar en el conocimiento de sus fundamentos y distinciones conceptuales desarrolladas en las últimas décadas desde diferentes disciplinas.
El Pensamiento Sistémico desarrolla una nueva manera de pensar en términos de conectividad, interacciones, procesos y contexto. Incluye el devenir del sistema, las influencias mutuas, la trama vincular, la dinámica relacional, la conciencia colectiva y todo esto como un todo. En tal sentido, desarrolla un marco conceptual capaz de describir el comportamiento de los sistemas identificando sus propiedades y formas de evolución, de manera tal que nos posibilita ir más allá de los hechos puntuales para observar los patrones de interacción y la “estructura sistémica” subyacente que los producen.
Uno de los aspectos centrales del Pensamiento Sistémico, que se pretende abordar en este proceso de formación, se refiere a la influencia que tiene en las conductas de las personas las características de la red de relaciones, intereses y expectativas del sistema al que pertenecen. Tanto las personas como el sistema sufren cambios congruentes en relación a su dinámica relacional. Los cambios de uno afectan lo que pasa en el otro. Esto nos hace advertir que, desde la práctica del Coaching, debemos ampliar nuestra mirada desde lo intrapersonal hacia lo interpersonal y sistémico. Esto es, observar a las personas no sólo en sus características particulares (al tipo de observador que están siendo), sino también en la manera en que despliegan estas características en relación a los diferentes vínculos y sistemas en los que interactúan. Este aspecto adquiere relevante importancia en el Coaching en ámbitos organizacionales y con equipos de trabajo.
Las Constelaciones Sistémicas son una novel disciplina que posee una metodología de intervención a través de la cual es factible acceder a las dinámicas que se desarrollan en todo sistema. Posibilitan visualizar la trama vincular en toda su complejidad, para tratar de comprenderla y analizar alternativas para un posible cambio a los efectos de lograr una mayor efectividad en el funcionamiento del sistema.
Esta mirada holística, no fragmentada, pone de manifiesto la organización implícita del sistema y posibilita comprender las dinámicas sistémicas que están funcionando. Al configurar un sistema, la representación espacial (psicogeografía) permite percibirlo como un todo de relaciones y acceder a la estructura subyacente que rige su funcionamiento e influye y condiciona el comportamiento y los vínculos de los individuos que lo constituyen.